martes, 25 de octubre de 2011

UN MODO DE VIVIR

Gracias a las experiencias vividas en mi profesión, tengo la profunda creencia de que el cocinero compromete en su trabajo distintos y numerosos aspectos de sí mismo. Sus conocimientos, sus estados de ánimos, su actitud ante lo nuevo, sus afectos, sus sacrificios y más. Todo esto para lograr construir esa situación difícil de determinar que es disfrutar de comer. Tratando de lograr equilibrios, sorpresas, estimular recuerdos a partir de los sabores. Apreciando y respetando, por supuesto, los maravillosos productos que nos ofrecen nuestra tierra y nuestros mares. Involucrando su curiosidad ante las últimas tecnologías, investigando el pasado, disfrutando del hacer. En esa mágica relación que se establece con  los clientes, que puede ser duradera o efímera, el espíritu se reconforta por la satisfacción de un buen trabajo logrado.

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